Hace pocos días que hemos iniciado el nuevo año y quien más quien menos está pensando en sus buenos propósitos para el mismo, que suelen incluir aspectos para llevar una vida más saludable: mejor alimentación, más deporte, menos sedentarismo, dejar de fumar, etc.

Muchos somos los que empezamos el año apuntándonos a un gimnasio que después poco o nada visitamos, bien sea por el ritmo de vida estresante que nos impide sacar tiempo, bien por pereza o incluso porque nos desanimamos al no obtener los resultados rápidos que esperábamos.

Lo primero a tener en cuenta es que tener como meta una vida saludable es muy importante debido a que la actividad física regular conlleva una multitud de beneficios que van más allá de la pérdida de peso y el desarrollo muscular. Por ejemplo, la mejora de la salud cardiovascular y la optimización de la función metabólica.

La práctica del deporte tiene efectos positivos que no se limitan al ámbito físico, sino que mejora la gestión del estrés, la ansiedad y la depresión, incidiendo por lo tanto de forma significativa en la salud mental.

Pero para que no abandonemos a las primeras de cambio y podamos disfrutar a largo plazo de sus beneficios, debemos establecer objetivos o metas alcanzables según nuestro estado físico de partida y nuestras posibilidades:

1. Establece metas realistas que te motiven. Ello te ayudará a mantenerte enfocado y medir tu progreso a lo largo del tiempo. Por ejemplo, no te pongas como objetivo principal perder todo el sobrepeso que puedas tener, sino que planteate objetivos de entrenamiento (por ejemplo, entrenar todos los días media hora).

2. Evita la monotonía realizando variedad de actividades: Gimnasio, caminar, correr, pilates, etc. De esta forma te motivas y trabajas diferentes partes del cuerpo.

3. No te saltes pasos, has de comenzar poco a poco con sesiones cortas e incrementando gradualmente la intensidad y la duración. Así previenes lesiones y preparas el cuerpo para el aumento de carga o actividad física.

4. Es tan importante el descanso y la recuperación como el propio ejercicio: no te cebes a entrenar como un loc@. Tienes que incorporar días de descanso en tu rutina para permitir que tu cuerpo se recupere y reducir el riesgo de agotamiento.